CAPÍTULO DOS El Orador parado arriba de una plataforma miraba a través del vasto Puerto del Espacio del planeta Hogar. Detrás de él una banda militar en resplandecientes uniformes azules y blancos, tocaban una alegre música. Delante de él tenía una increíble vista de naves que llegaban, de multitudes que se reunían, de banderas ondeantes. Dos mil tropas planetarias con sus guirnaldas, plumas y tambores, se alineaban a ambos lados del vestíbulo, mirando hacia adentro, como una guardia de honor. Los cordones policíacos bloqueaban a decenas de miles de personas, para apartarlas cuidadosamente de las naves que aterrizaban. El apurado personal del Orador intentaba, con mucha agitación, atrapar todo en sus radios y cámaras, tratando de reconocer a todos, anotar sus nombres, fechas de llegada y otros datos, para pasárselos luego al Orador. Muy consciente que su voz llegaría a través de la vasta Asamblea, y mediante grandes y dirigidos altoparlantes, no solamente, y sin limites a casi todas las salas y más allá de los campos, pero también a través de las estrellas a setenta y cinco planetas, el Orador pronunció un rápido y expresivo monólogo, mantenido por los mensajes que con apuro le iba alcanzando su equipo de personal. Él estaba aprensivo. Sólo dos días antes la muchedumbre había estado vagabundeando por las calles provocando incendios. Él tenía un personal de treinta y tres personas, incluyendo a su camarógrafo, y este era un grupo muy visible que fácilmente se podía embestir. Tenía medio millón de créditos en equipo esparcido en los alrededores y una bomba de fuego se lo podría llevar todo. Se sentía responsable al respecto. Lo que diga iría a esa multitud, como a las enormes pantallas alrededor del campo, así como también a todos los demás de la Galaxia. El verdadero orador para estas cosas había renunciado hoy, y él tuvo que hacerse cargo a pesar de ser en realidad el productor. Tranquilizarlos, calmarlos. Un negocio inquietante.
"¡La esperanza es algo maravillosa! Mirando a lo largo del campo del planeta Hogar, no pensarías que la mitad de la Galaxia habitada estaba cerca de una completa rebelión. Por lo menos eso es lo que cree la gente del Congreso. Hoy por hoy no hay ni siquiera un letrero de manifestantes por allí."
El orador trató de alcanzar, urgentemente, otro mensaje de su equipo. Nave tras nave aterrizaba desde un cielo lleno de ellas. Cada una bajaba precipitadamente, un Oficial Leal salía rápidamente rodeado por guardias y
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caminaba con largos pasos hacia el vestíbulo
. "¡Ah, qué gran día, un gran día!"
Dijo el Orador, tratando de alcanzar suplicante más mensajes de su personal.
"Los nombres más famosos de toda la Confederación Galáctica estaban llegando al campo esa tarde. El 2054avo Congreso de Oficiales Leales estaba empezando auspiciosamente
." Los bien exagerados ruidos de las naves circulantes, el rugido de la muchedumbre y el aumento de la música de la banda dando comienzo a otra pieza, hacía desaparecer su voz por un momento. Se acercó más a la decena de micrófonos en forma de cubo y su ingeniero de sonido volvía a ajustar, frenéticamente, el sonido.
"Los Oficiales Leales, los Oficiales Leales del Pueblo, encabezando a los 76 planetas para los 21 sistemas de estrellas de la
Confederación, una a una estaban avanzando por la explanada..."
Alguien de su personal puso un papel en su mano; Él lo miró urgentemente y después se rió alegremente. "¡
Ah, aquí está Rawl!"
El grupo que había entrado al final del vestíbulo era más grande que los otros, y se le habían unido oficiales militares vestidos de blanco y azul, y algunos civiles. Se estaban empujando unos a otros, algunos tratando de pasar para estrechar la mano del hombre que estaba en el centro. Rawl sonreía naturalmente. Él era alto, atlético y atractivo en un franco sentido. Vestía simples pantalones caqui, camisa y gorra de los oficiales Leales. El Orador estaba parado de puntas para poder ver mejor encima de sus micrófonos.
"Rawl, el Oficial Leal a cargo de la Tierra. Rawl el voceador del Congreso! ¡Han escuchado su nombre relacionado siempre en grandes acciones y buenas costumbres!"
Un avance de la multitud de afuera, se convirtió en un alegre estruendo para cubrir el ruido de las naves girando alrededor. Rawl levantó la vista buscando rostros familiares, sonriendo, tratando de estrechar cada mano que se le extendía. Avanzaba lentamente por el vestíbulo debido a la creciente presión. Dio un gran suspiro y después vio al tamborilero en las filas de la guardia de honor del Noveno Ejercito, le hizo un guiño. El tamborilero sonrió feliz y de repente agregó al estruendo bullicioso un redoble con su tambor. Justo detrás del grupo de Rawl había otro. Mish, en el centro de él, empujaba hacia delante tratando de alcanzar a Rawl. El Orador no necesitó otro mensaje.
"¡Y ahí está Mish! Mish, Oficial Leal a cargo de los Limites Externos, ¡el mejor amigo de Rawl! Conocen bien la historia de cómo
estos dos pararon a todo el ejército de los Invasores Grises hasta que nuestro propio ejército pudiese llegar. Y conocen también su osado
rescate del asustado Aldebarán..."
Mish finalmente se abrió paso por la multitud y tocó el hombro de Rawl. Se estrecharon la mano mutuamente, su bienvenida se perdió en el barbullar de los grupos, el rugir de la muchedumbre que aumentaba y la banda tocando súbitamente una marcha a la
"Victoria a la Invasión de los Grises." El orador bajó la vista para ver un nuevo mensaje que fue puesto en su mano urgentemente. Lo miró y su alegría se evaporó, siguió la dirección a la que apuntaba el dedo de su asistente. Varias radio cámaras se volvieron en esa dirección. Parada allí como una espada desenfundada, la negra torre de la administración del puerto del espacio apuntaba al cielo y a las naves que giraban. Un balcón en su parte de arriba estaba cubierto por un sombrío verde. Una negra corona con veintiuna estrellas colgaba de la barandilla.
"Justo ahora",
dijo el Orador en un tono muy cambiado,
"en el balcón de recibimientos de la Administración ha aparecido el grupo de Líderes Supremos".
El Orador se aseguró que sus cámaras estuviesen centradas hacia el balcón.
"Allí está Xenu, el Jefe Supremo de la Confederación Galáctica."
Xenu, con cara de pocos amigos, sardónico, apoyándose pesadamente en su bastón, que era más bien como una cachiporra, avanzó cojeando hacia la parte de delante de la adornada barandilla. Bajó su feroz mirada hacia el grupo parado abajo en la plataforma y no le gustó lo que vio. La oscuridad de su sombrío traje de civil, lo oscuro de su pelo y cara parecía extenderse hacia el exterior. La alegría que se sentía se transformó en silencio. La banda se plegó a esto no tocando más. La voz del Orador se hizo repentinamente más fuerte, ya que en el campo sólo se escuchaba el ruido de las naves.
"Él está acompañado hoy por Chi, el ilustre Ministro de la Policía de la Confederación Galáctica."
Chi, de mandíbula saliente, con cara de buldog, achaparrado, mal formado, de manera tal que su traje estaba totalmente arrugado. Se paró a lado de Xenu mirando de manera beligerante a los grupos que estaban abajo. El orador estaba contento de poder dejar el tema. Frenéticamente les hacía señas a sus camarógrafos para que enfocaran el lado derecho del balcón.
"¡Y aquí hay algo interesante!. ¡Él ha traído esta vez a su nueva amante, Lady Min!"
Lady Min siguió las indicaciones de PA y salió a la barandilla del balcón. Era una mujer impotente y bella, espléndidamente vestida en oro. La banda empezó a tocar una obertura teatral.
"No hay que decirle a nadie que Lady Min, sin lugar a dudas, es la estrella más famosa de la Galaxia."
Con perfecto aplomo, Lady Min agradeció. Hubo algunos aplausos y gritos de entusiasmo. Ella alzó sus manos en alto para agradecer los aplausos y estos se acrecentaron. Ella sopló un beso, y nuevamente hubo más aplausos. El Orador a pesar de que estaba seguro que no lo vería, ya que ni siquiera lo conocía, le mandó un beso de vuelta, en agradecimiento por haberlo librado de esa situación. El silencio de la multitud lo había asustado ya que no tenía ninguna práctica en manejar disturbios. Poniendo nueva vitalidad en su voz para captar la atención de la gente, en los peligros que corría, el
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Orador gritó,
"Parece que hay líos en la plataforma. ¡No, es Rawl!"
Las radiocámaras rápidamente se volvieron hacia la plataforma. Dos camarógrafos se abrieron paso por las filas de la Guardia de Honor y se agregaron a la prensa y el alboroto, tratando de subir sus cámaras lo más alto posible para poder tomar por encima de las miles de cabezas. Rawl y Mish fueron apretujados. Un nuevo grupo había bajado desde el edificio de la Administración, sumándose a los civiles, oficiales militares, prensa y personal que ya los rodeaban. El grupo estaba empujando una corona de flores por encima de las cabezas de la gente y empujando para acercarse.
"¡Ah!" Dijo el Orador,
"Miren eso. La ciudad le está tratando de dar la bienvenida con una corona a Rawl y ni siquiera se la pueden acercar."
Después de un poco de lucha, finalmente pudieron ladear su sombrero y vapulearlo un poco. Rawl y todos a su alrededor se estaban riendo, pero sus risas fueron apagadas por los gritos de alegría de la muchedumbre cuando vieron en las pantallas que finalmente la corona había llegado. Alcaldes con sus propios sombreros ladeados, empujaban tratando de gritar su mensaje de bienvenida, pero no fueron escuchados. Arriba en el balcón, Xenu y Chi contemplaban la escena.
"Bien," dijo Xenu amargamente,
"parece que no ha perdido nada de su popularidad."
Chi dijo, "¡Huh!"
Lo cual fue muy elocuente. Ellos miraron el cielo y la plataforma, donde la voz del Orador seguía cubriendo el sistema PA, a la ciudad, al planeta, a setenta y cinco otros mundos habitados por portadores de súper rápidas imágenes y sonidos.
"¡Y aún vienen, los Oficiales Leales del Pueblo! Mañana se encontrarán en el tan largamente esperado 2054avo Congreso en el Capitolio Galáctico."
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