jueves, 9 de junio de 2011

LOS ERRORES DE MANUELA SAENZ

Manuela

 

MANUELA SAENZ

 

La tragedia de Manuela Saenz como la amante de Bolívar fué que ella nunca fue utilizada, nunca se le permitió participar en realidad y no fue ni protegída ni honrada por Bolívar.

 

He aquí a una mujer inteligente y espectacular de fantástica fidelidad y habilidad, con un enorme atractivo capaz de dar gran satisfac­ción y servicio y solo su habilidad para satisfacer fue tomada y no consistentemente, ni siguiera honestamente.

 

En primer lugar, Bolívar nunca se casó con ella. Nunca se caso con nadie. Esto abrió una fantastica brecha en cualquier defensa que ella pudie­ra hacer contra los enemigos de él o de ella, que eran una legión. Así que su primer error fue no procurar de algún modo un matrimonio.

 

Que ella hubiera tenido un marido alejado al que estuviera vendida – esto, de cierto modo, permitió que ella arruinara su vida indirectamente.

 

Fue demasiado desinteresada para ser real en toda su muy hábil maquinación.

 

Para este problema matrimonial ella pudo haberse ingeniado un buen número de acciones.

 

Tenía la sólida amistad de todos sus confiables consejeros, hasta su  viejo tutor. Sin embargo nunca arregló nada para ella misma.

 

Era extremadamente dedicada, completamente brillante y totalmente incapaz de llevar a cabo realmente una acción con cualquier fin.

 

Ella violó la fórmula de poder al no darse cuenta que tenía el poder.

 

Manuela se encontraba frente a un hombre difícil de manejar pero no sabía lo suficiente para hacer que su propia corte fuera efectiva. Ella organizo una y no supo que hacer con ella.

 

Su error más fatal fué no acabar con Santander, el mayor enemigo de Bolívar. Eso le costó todo lo que tuvo antes del fin y después que murió Bolivar. Por muchos años supo que habia que matar a Santander. Ella lo dijo o lo escribió algunas veces. Sin embargo nunca le prometió a algún joven ofi­cial una noche agradable o un puñado de oro por hacerlo en los días en que ­los duelos estaban de moda. Es como andar por ahí discutiendo que debe matarse al totalmente visible lobo que se está comiendo los pollos en el jardín, incluso empuñando una arma, y ni siquiera alzarla mientras que todos  los pollos de uno desaparecen por años.

 

En una tierra dominada por sacerdotes nunca se consiguió a un manso sacerdote que lograra sus propósitos.

 

Ella era un fantástico oficial de inteligencia, pero alimentó su información a un hombre que no podía actuar para protegerse a si mismo o a sus amigos, que sólo podía luchar contra los ejércitos dramáticamente,

 

Ella tampoco vio esto y tampoco tomó en silencio la cartera de jefe de la polícía secreta. Su error fué esperar que se le pidiera que viniera a él para actuar.

 

Ella voluntariamente fué su mejor agente político de inteligencia. Por lo tanto también debió haber asumido cargos posteriores.

 

Ella cuidaba la correspondencia de él, era muy cercana a sus secretarios, y sin embargo nunca recogió o falsificó o robó ningún documento para derrocar a sus enemigos ya fuera a través de representaciones ante Bolivar­ o un círculo de su propia corte. Y en un área con una ética tan baja, eso es fatal.

 

Ella escribía panfletos abiertamente y luchó violentamente como en una batalla contra el populacho.

 

Tuvo una gran cantidad de dinero a su disposición. En una tierra donde se vendían indios nunca usó un quinto para comprar un puñal rápido o siquiera una pieza sólida de evidencia.

 

Cuando con sólo abrir sus labios ella pudo lograr que se le diera cualquier propiedad Realista secuestrada ella fué a litigar por una herencia legítima que nunca ganó y otra que sí ganó pero nunca se la pagaron.

 

Vivieron al borde de la arena movediza. Nunca compró un madero o una  soga.

 

Llevada por la gloria, completamente dedicada, potencialmente capaz y  siendo un enemigo formidable, ella no actuó.

 

Ella esperó a que se le llamara para acudir a él incluso cuando Bolivar moría en el exilio.

 

Su mando sobre ella, quién no obedecía a nadie más, fue demasiado absoluto para la propia supervivencia de él o la de ella.

 

Los errores que se le imputaron (señalados en ésa época como su capricho y teatralidad) no fueron sus errores, esos sólo la hacían interesante, estaban lejos de ser fatales.

 

No era lo suficientemente despiadada para cubrír la falta dee crueldad ­de él y no lo suficientemente prudente para cubrir la de prudencia de él.

 

Los medios abiertos ante ella para las finanzas, para la acción estaban completamente abiertos. La avenida se extendía a lo largo del horizonte.

 

Ella peleó valientemente, pero nada más no tomó acción alguna.

 

Era una actriz solo para el teatro, y murió de eso. Y dejo que Bolívar muriera por eso.

 

Ní una sola vez miró Manuela alrededor y dijo, ''Vean esto, las cosas  no deben de ir así de mal. Mi amante posee medio continente e incluso yo  poseo la lealtad de los batallones" . Sín embargo esa mujer lo desperdició ­todo.

 

Nunca le dijo Manuela a1 doctor de Bolívar, de quién se rumoraba que era su amante, "Dile a ése hombre que no vivirá si yo no me convierto en una parte constante de su séquito, y díselo hasta que lo crea o tendremos un nuevo médico por aquí".

 

El mundo estaba abierto. Mientras que Teodosía, la esposa del Emperador Justiniano II de Constantinopla, una mera muchacha circense y meretriz, gobernó con más dureza que su marido, pero para él y a sus espaldas, y logró que se casara con ella, Manuela nunca tuvo ni una cesta de oro para darle a Bolívar para sus tropas sin pago con un "Lo acabo de encontrar, Querido" al  "Y ¿de dónde diablos?" de Bolivar, después que a los cautivos Realistas cuidadosamente se les exigíera rescate por su salida de la cárcel a su propio séquito emprendedor y a oficiales amigos. Ella nunca le entregó a las tropas la hija de alguna familia que clamara en contra de ella, para después decir "Que familia habladora es la síguiente".

 

Ella incluso sostenía el rango de Coronel pero sólo lo usaba porque usaba ropas de hombre en las tardes. Era una tierra brutal, violenta, cruel, no un juego de sillas musicales.

 

Y así Manuela, pobre, imprudente murió mal y en la pobreza, odiada por enemigos y abandonada por sus amigos.

 

Pero, ¿por qué no habla de ser abandonada por sus amigos? Todos habian sido atacados por la pobreza al punto de ser bastante incapaces de ayudarla aunque hubieran querido - porque ella una vez tuvo el poder de hacerlos solventes. Pero no lo uso. Estaban en la pobreza antes de triunfar, pero más tarde sí controlaron las tierras. Después de eso, ¿Para que hacer de la pobreza un mal hábito?

 

Y de éste modo vemos a dos patéticas figuras, muy queridas pero de oropel, ambos en un escenario ambos muy lejos de la realidad de todo.

 

Y uno puede decir: "Pero si no hubieran sido tan idealistas nunca hubieran luchado tan duro y liberado a medio continente" o "Si ella hubiera cedido ante tanta intriga o él se hubiera hecho famoso por violentas accio nes políticas nunca hubieran tenido la fuerza y nunca hubieran sido queri­dos."

 

Todo fué muy idealista en sí. Murieron "en la zanja" mal queridos, odiados y despreciados, dos personas valientes y decentes tal vez demasiado ­buenas para este mundo.

 

Un verdadero héroe, una verdadera herof_na. Pero en un escenario y no - en la vida. Imprácticos y desprevenidos y careciendo ambos del más leve don para usar el poder que juntos pudieron aunar,

 

Esta historia de Bolívar y Manuela es una tragedia de las más lastimeras.

 

Pelearon contra un enemigo escondido, la Iglesia, fueron extermínados por sus amigos.

 

Pero no pases por alto que tan impráctíco es no dar a tus amigos poder suficiente cuando lo tienes para darlo. Siempre puedes dar algo de él a otro si el primero se derrumba por inhabilidad. Y a alguien que intenta usar el poder que se le ha delegado para acabar contigo, siempre se le puede­ abatir como a una liebre en una cacería, si cuentas con otros amigos.

 

La vida no es un escenario para posar y decir "Veanme". "Veanme". "Veanme". Si uno va a llevar una vida de mando o una vida cerca del mando - Uno la debe manejar como vida. La vida sangra. Sufre. Padece hambre. Y tiene que tener el derecho a dispararles a sus enemigos hasta que llegue el tiempo de una Época de Oro.

 

En su estado actual, el hombre aberrado no es capaz de mantener  ni durante tres minutos una ­Época de Oro declarada, aunque se le proporcionen todos los medios y riquezas del mundo.

 

Si uno viviera una vida de mando o una cerca de un mando, uno debería entonces acumular el poder tan rápido como fuera posible y delegarlo tan rápidamente como fuera factible y usar a cada humanoide presente en un amplio radio al máximo de sus talentos y más allá si pretendiera vivir en grado alguno.

 

Sí uno no escoge vivir ese tipo de vida entonces continúa en la escena y será un verdadero actor. No mates hombres mientras pretendes que esto no ­es real. 0 uno se puede volver un recluso o un estudiante o un empleado. 0 ­estudiar mariposas o decidirse por el tennis.

 

Porque uno se debe a ciertas leyes naturales irrevocables en el momen­to en que uno empieza una conquista, ya sea como el hombre a cargo o como una persona allegada a él o como parte de su personal o de su ejército. Y ­la ley más grande, si la ambición propia es la de ganar, es por supuesto la de ganar.

 

Pero también lo es continuar proveyendo cosas que ganar y enemigos que conquistar.

 

Bolívar dejó que su ciclo llegara hasta "la libertad" y terminara ahí. Nunca tuvo otro plan más allá de ese punto. Se quedó sin territorio que li berar. Después no supo que hacer con él y tampoco supo lo suficiente para descubrir otro lugar que liberar. Pero por supuesto, todos los juegos limitados llegan a su fin. Y cuando lo hacen todos sus jugadores caen unos encima de otros sobre el campo y se vuelven muñecos de trapo a menos que alguien siquiera les diga que el juego ha terminado y ya no tienen META, juego o camerinos o casas, sino sólo les queda el campo.

 

Y yacen sobre el campo, sin darse cuenta de que ya no puede haber más juego, pues el otro equipo ha huido, y poco después tienen que hacer algo. Y si el líder y su consorte están ahí sentados, en la hierba, siendo también muñecos de trapo, por supuesto que no hay ningún juego. Y así los jugadores empiezan a pelear entre ellos, sólo por tener un juego. Y si entonces el líder dice: “no, no” y su consorte no le dice: “cariño, más vale que llames por teléfono a los orioles de Baltimore para que vengan el sábado”, entonces, por supuesto, los pobres jugadores, muertos de aburrimiento, dicen: “que lo echen”. “Que la echen”. “ ahora vamos a dividir el equipo en dos y a jugar un juego”.

Y eso es lo que les sucedió a Bolívar y a Manuela. Había que deshacerse de ellos porque no había juego y tampoco desarrollaron uno, mientras prohibían el único juego disponible: guerras civiles de poca monta.

 

Se dejaron ahí “liberadas” poblaciones enteras: todo un continente pero nadie conseguía nada de ello, a pesar de que los antiguos dueños se habían marchado. No se les dio. Ni se les hizo que las administrarán. No había juego.

 

Y si Bolívar no había sido lo bastante listo para eso, al menos podía haber dicho: “¡bueno! ustedes, diablos, se van a divertir mucho poniendo esto en marcha, pero ese no es mi trabajo. Decidan ustedes qué tipo de gobierno quieren y lo que deben hacer. Los soldados son mi campo. Ahora me voy a hacer cargo de antiguas fincas, de las fincas realistas que están cerca y de las minas de esmeraldas, sólo como recuerdos, y Manuela y yo nos vamos a casa”. Y debió haber dicho eso quince minutos después de que el último ejército realista cayera derrotado en Perú.

 

Y sus ayudantes oficiales con él y un millar de soldados a quienes él les estaba dando tierra, de inmediato se habrían retirado rápidamente con el. Y el pueblo, después de unos cuantos gritos de horror al ser abandonados, se habrían lanzado unos contra otros, habrían formado con mucho esfuerzo y a punta de sable un estado aquí y un pueblo alla y se habrían puesto manos a la obra por pura autoprotección, en un nuevo juego vital: “¿quién va a hacer Bolívar ahora?”.

 

Luego, una vez en casa, debería haber dicho: “oye, Manuela, esos lindos bosques me parecen terriblemente realistas y también ese millón de hectáreas de tierras de pastos. La propietaria a una vez te arrojo un pescado realista, ¿recuerdas? Así que esas son tuyas”.

 

Y el resto del país habría hecho lo mismo y habría seguido adelante con el nuevo juego de: “tu “fuiste” realista”.

 

Y a bolívar y a Manuela se les habrían erigido estatuas a montones en cuanto los agentes llegarán a parís con los pedidos de un pueblo que los adoraba.

 

“Bolívar, ¡ven y gobiérnanos!”, debería haber recibido como respuesta: “no veo parte alguna de Sudamérica que no sea libre. Cuando vean llegar algún ejército francés o español, regresen y avísenme”.

 

Eso habría funcionado. Y está pobre pareja habría muerto con la debida adoración de su pueblo y en la santidad de la gloria y (quizá lo más importante) en su cama, no “como perros”.

 

Y si hubieran tenido que seguir gobernando, podrían haber declarado un nuevo juego de “pagar a los soldados y a los oficiales con tierras realistas”. Y cuando este juego se acabará: “expulsar a la iglesia y darle sus tierras a los pobres y amigables indios”.

 

No se puede permanecer eternamente haciendo reverencias ante las candilejas sin ningún espectáculo, ni aun siendo todo un actor. Otra persona puede hacer un mejor uso de cualquier escenario que incluso el actor más apuesto que no esté dispuesto a usarlo.

 

El hombre está demasiado aberrado para comprender por lo menos 7 cosas acerca del Poder:

 

1. La vida es vivida por mucha gente. Y si tú diriges debes dejar que ­sigan adelante con ella o guiarlos con ella activamente.

 

2. Cuando el juego o la escena ha terminado, debe haber un nuevo juego o una nueva escena y si no la hay, alguien más seguramente va a empezar uno y si tú no dejas que nadie lo haga el juego se cambiará - en agarrarte a tí.

 

3. Si tienes poder úsalo o delégalo o seguramente no lo tendrás por mucho tiempo.

 

4. Cuando tíenes gente úsala o pronto se sentirán muy infelices y ya no los tendrás más.

 

5. Cuando te salgas de un punto de poder, paga todas tus obligacíones ínmediatamente, dáles poder a tus amigos completamente y retirate con tus bolsillos llenos de artillería, chantaje potencial contra tus antiguos rivales, fondos ilimitados en tu cuenta privada y las ­direcciones de asesinos de experiencia y vete a vivir a Bulgravia y soborna a la policía. Y aún así puede ser que no vivas por mucho tiempo sí has retenido un fragmento del dominio en cualquier campo que ­ya  no controlas ahora o incluso si dices "Yo estoy a favor del ­Político Jiggs." Abandonar el poder absolutamente es peligroso, de verdad. Pero no todos podemos ser líderes o figuras que se pavonean ante los reflectores, así es que hay más que saber sobre esto.

 

6. Cuando estés cerca del poder, haz que se te delegue algo, lo suficiente para hacer tu trabajo y protégete a ti mismo y a tus intereses, porque puedes ser fusilado, amigo, fusilado, ya que la posición cerca del poder es deliciosa pero peligrosa, peligrosa siempre, expuesta a las burlas de cualquier enemigo de la persona poderosa que no se atreva realmente a sacar a puntapiés al poder pero si te puede sacar a puntapiés a ti. Así es que para vivir de algún modo a la ­sombra o al servicio de un poder, tú mismo debes reunir y USAR suficiente poder para mantener tu posición, sin sugerirle solapadamente a la persona poderosa para que “mate a Pedro”, de manera directa o de forma supresiva y velada, pues esto destruye el poder que sustenta el tuyo. Él no tiene que ­saber todas las malas noticias y si él es un poder en realidad no preguntará todo el tiempo "¿Qué están haciendo todos ésos cadáveres en la puerta?". Y si tú eres listo, nunca permitidas que se piense que él los mató; eso te debilita y también daña a la fuente del poder. "Bueno, jefe, sobre ésos cadáveres, nadie supondrá que tú lo hiciste. Aquélla de allá, esas piernas rosadas que asoman, yo no le caía bien" "Bueno", dirá él si es realmente un poder, "¿Por qué me molestas a mi si ya está hecho y tú lo hiciste. ¿Dónde está mi tinta azul?" o "Capitán, tres policías de la Marina llegarán pronto con tu cocinero, Dober, y querrán decirte que él golpeó a Simson." ";Quién es Simson?" "Es un empleado en la oficina enemiga del centro" "Bueno, cuando terminen, lleva a Dober al dispensario para cualquier ­tratamiento que necesite. Ah, si. Súbele el sueldo". O "Señor, ¿po­dria yo tener poder para firmar órdenes divisionales?" "Seguro".

 

7. Y por último y el más importante, porque no todos estamos en el escenarío con nuestros nombres iluminados, siempre empuja poder en la di­rección de aquel de cuyo poder dependes. Podría ser más dinero para el poder, más desahogo, o una defensa airada de la persona poderosa ante una crítica o incluso el golpe seco de la caída de uno de sus enemigos en la oscuridad, o la gloriosa llamarada de todo el campamento enemigo como una sorpresa de cumpleaños.

 

Si tú trabajas asi y el poder al que estás cerca o del que dependes es un poder que tiene al menos una noción de como serlo, y si haces que otros trabajen así, entonces el factor del poder se expande y se expande y se expande y tú también adquieres una esfera de poder ­mayor de la que tendrías si hubieras trabajado solo. Los verdaderos poderes se desarrollan mediante conspiraciones cerradas de este tipo empujando a alguien hacia arriba en cuyo liderazgo se tiene fe.­ Y si están en lo correcto y manejan también a su hombre y cuidan de que no se derrumbe por demasiado trabajo, mal humor o mala información, se construye una especie de idolo. Nunca te sientas más débil porque trabajas para alguien más fuerte. La única falla está en a­brumar o jalar hacia abajo a la fuerza de la que tú dependes. Todas las fallas para permanecer como el poder de un poder son fallas en ­contribuir con la fuerza y la longevidad del trabajo, salud y poder de ése Poder. La devoción requiere de la contribución activa del poder hacia afuera al igual que hacia adentro.

 

Si Bolívar y Manuela hubieran sabido estas cosas, hubieran vivido una epopeya, no una tragedia. No hubieran "muerto en la zanja" él privado de alabanzas realmente merecidas por sus verdaderos logros incluso hasta éste día y Manuela no sería desconocida, incluso en los archivos de su país, como la heroína que fue.

 

Figuras valientes, valientes. Pero si esto puede sucederle a personalidades tan estelares dotadas con habilidades diez veces mayores que las más­ grandes de otros mortales, a gente que pudo tomar una multitud turbulenta en una tierra vasta e imposible y vencer a uno de los poderes entonces más ­importantes de la Tierra, sin dinero y sin armas, sólo con personalidad, -­¿Cuál debe ser entonces la ignorancia y la confusión de los líderes humanos en general, por no hablar de los hombrecillos que tropiezan a lo largo de sus vidas de hastío y sufrimiento?

 

Abrámosles los ojos ¿Eh? No puedes vivir en un mundo donde ni los grandes líderes pueden guiar.

 

L. RONALD HUBBAD

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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