CAPÍTULO QUINCE Una orquesta estaba tocando con fuerza música para gente tonta. El vestíbulo se hallaba decorado para una fiesta. Conversando y riendo una multitud de gente se movían en la sala. Algunas mujeres medio desnudas estaban colgadas de los brazos de los principales líderes de Estado. Apartado en un rincón, Chi tenía su cabeza junto a la del banquero Chu.
"¿Así que usted está seguro que me van a devolver todo mi dinero?"
Preguntó el banquero, dando vueltas nerviosamente el anillo de diamantes que tenía en su dedo gordo que parecía una salchicha
"Con intereses... con intereses".
Replicó Chi.
"Como Agregado a la Oficina de Investigaciones Confederada, yo estoy formando una Policía de Impuestos en el Tesoro."
Hizo un ademán con la mano como si estuviese retorciendo una toalla.
"Y ellos extraerán hasta el último centavo del pueblo."
Chu se alegró por un momento, pero otra vez tuvo dudas.
"Esto cuesta una enorme cantidad de dinero."
Chi lo miró exasperado. ¿Cómo podía un banquero ser tan estúpido?
"Maestro Chu, las personas son agujeros sin fondo para los impuestos. Puede seguir así para siempre. ¡Hoyos sin fondo!"
Mostrando su superioridad miró al banquero de arriba hacía abajo.
"Siempre que lo refuerce con una fuerte fuerza policíaca.- con Policía Secreta y policía del Tesoro, y claro están los psiquiatras para que se hagan cargo de las personas que protestan."
Con una risa sofocada le palmeó la espalda a Chu.
"Los Estados Policíacos nunca quiebran. El pueblo puede ser, pero nosotros, nosotros no."
Aún no convencido del todo, el banquero sonrió en respuesta. En el vestíbulo, un ordenanza ponía una bandeja de plata en la mesa ocupada por Xenu y algunos de sus hombres claves. Zel estiró la mano para tomar una botella de la bandeja. Le sacó el corcho y vertió el líquido en un vaso.
"Yo digo," se le oyó decir con pompa.
"Fue un éxito mayor de todo lo que pude esperar. Nuestros hombres a cargo del Gobierno en cada Planeta. Los Ejércitos Planetarios aún nos obedecen. No quedó ninguna Base importante de la que tengamos que preocuparnos...”
Su mano resbaló volcando una cantidad de licor.
"Y ningún Congreso que nos moleste."
Todos levantaron sus vasos para brindar. En ese momento, aún por encima de la música, se escuchó un pequeño y agudo sonido, como un avión que bajaba. El ruido se fue intensificando. Curioso pero no preocupado, Chi y su amigo el chanchito, interrumpieron su conversación, mirando para arriba, y escuchando. Algunos Renegados también miraron y escucharon. Como alertas profesionales que vigilaban a todas horas, empezaron a preocuparse por el ruido que aumentaba. Zel bajó su copa indeciso, y miró el techo. Xenu comenzó también a preocuparse, dejó su vaso, que al inclinarse dejó caer unas gotas. Aumentó a un ruido casi inaguantable, este retumbaba a través de la habitación. Después de un ensordecedor golpe, un objeto en forma de arpón atravesó el techo con un enorme estruendo, para ir a enterrarse en el piso. El sonido del bombardero cambió bruscamente cuándo se volvió a elevar. La lata se balanceaba erecta en la pista de baile, después empezó a vibrar. Pero casi nadie del grupo se dio cuenta de esto. Cuándo entró en acción y el cilindro golpeo el suelo, ya todos estaban agitados – hombres gritando, mujeres histéricas – saliendo de sus habitaciones, todas querían ser las primeras en salir. Un Renegado más valiente que los demás, corrió hacia el objeto y lo liberó.
"No es una bomba," gritó examinándola.
"La fuerza encima del palacio la habría hecho detonar si hubiese sido eso. Es un tubo con un mensaje."
Desenroscó la tapa y sacó el pedazo de papel, y se lo leyó al pequeño grupo. Todos se agruparon curiosos.
"Proclamación: El Congreso de los Oficiales Leales del Pueblo a través de este comunicado pedimos la renuncia al Jefe Supremo Xenu..." "¿Qué porquería es esto?"
El Renegado miró brevemente a Xenu, cuya cara se estaba poniendo negra, y continuó leyendo,
"... Y le ordenamos rendirse por los ASESINATOS EN MASA." "¿Qué diablos?" "¡Está firmado por Mish y Rawl!"
Con dedos temblorosos había tomado la segunda hoja de papel. Con voz ronca leyó,
"Xenu, copias de esta declaración fueron lanzadas en las calles de cada Planeta. Yo le aconsejo que se rinda pacíficamente..." "¡Hey!, ¿Qué piensa este loco de Rawl que está haciendo?" Horrorizados y boquiabierto el Renegado se daba vueltas alrededor de sí mismo. Esperando que Rawl saliese de algún lado y lo matase.
"Él está muerto. Cada Oficial Leal esta muerto." 37 La asamblea empezó a murmurar. Xenu con paso aireado se acercó a Chi, agarrándolo furioso de las solapas, lo sacudió escupiéndole en la cara.
"¿Cuántas Bases Interceptoras dejó sin tocar?"
Lo siguió sacudiendo. Chi temblaba, su cuerpo se transformó en una temblorosa gelatina, solo puedo tartamudear.
"S – solo... solo Mish. Ha... había una na...nave que fue vista saliendo de la b...base de la Tierra, pero fue de...derribada."
Hizo un esfuerzo para librarse de Xenu.
"S – solo esos."
Soltándolo, su Ministro Xenu lanzó una carcajada. Aún riéndose, se dio vueltas hacía la multitud y con su mano les hizo un gesto que reafirmaba su calma.
"Puro engaño," anunció
"Dos hombres contra millones de Policías Secretos, contra setenta y cinco Planetas totalmente seguros, ¡contra nuestras naves y ejércitos!"
Tomó el papel de las manos del Renegado, se volvió a reír, y lo rompió en pedacitos.
"Bueno que tengan suerte,"
Terminó finalmente, tirando los pedacitos al suelo con un gesto exagerado. Su audiencia largó un suspiro de alivio, después también se empezaron a reír.
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