jueves, 16 de junio de 2011

REBELION EN LAS ESTRELLAS 4-2

Ficcion_5

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

  

  

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Satisfecho, cojeó hasta la mesa y se sentó en una silla delante de la computadora. Chu estaba detrás, dándole

vueltas tan rápidamente a su anillo que parecía querer arrancarse los dedos.

 

"Es la ruina". Dijo Chu.

"Es la ruina, le

digo. La ruina. Sin créditos personales o identificaciones, nunca seremos capaces de ubicar a los deudores, y persuadirlos a pagar".

Xenu no demostró ninguna simpatía.

 

"Obligarlos a pagar, chantajearlos para que paguen querrás decir".

Chu agitadamente

gesticuló sentado en su silla y después tartamudeó,

 

"Usted prometió..." "Yo no prometí nada",

dijo Xenu enojado.

Después se relajó.

 

"Yo lo traje aquí, mi amigo chanchito, para dar órdenes, no para hacer promesas".

Levantando su ceja,

Chu dijo,

 

"Recuerde que fue mi idea y sugerencia que se llevara todo el dinero al Tesoro". "Si, y yo sé que hay que devolverlo. Y el

cómo hicimos con las pequeñas comisiones que esparcimos por allí es un problema. ¡Y no se olvide que fue su idea, por eso fue mala!".

Chu empezó a transpirar un poco alarmado. Uno nunca sabía con Xenu. Pero Xenu no estaba allí para enredarse

en una conversación.

 

"Tenemos negocios que hacer. El Congreso y toda la Dirección Ejecutiva me pusieron a mí y a todo el comité

de Finanzas a un guardián. Sin su autorización el gobierno no puede tomar ningún crédito. Esa fue la manera de paralizar cualquier

cosa que pudiese hacer. No me pudieron echar, pues cada acción fue perfectamente legal bajo los poderes de emergencia. Pero hay una

elección el año que viene".

 

Chu hizo una mueca.

"Precisamente vamos a ser retirados como un montón de deshechos. Y no creo que

porque usted sea banquero se salvará. No sería imposible que bajo el nuevo Jefe Supremo se fijen en algunos de sus préstamos y

conexiones. Podrían hasta descubrir como usa los billones del Fondo Público para mejorar los alrededores de sus propios edificios.

Hasta podrían encontrar cuanto dinero público gastaba usted en rehabilitar completamente asteroides, para poder poner allí hotelesresorts,

y después apropiarse de ellos..." "No, no",

 

dijo Chu nervioso.

"No debería empujarme a la desesperación. Mi doctor...

"Dios",

 

dijo Xenu. "Entonces nos entendemos uno a otro".

Rápidamente empezó a apretar los botones de la

computadora, y de la pantalla. Hubo un destello verde que resplandeció en sus caras. Xenu murmuraba mientras

seguía apretando botones.

 

"Cerca de dos billones de renegados... otros cuatro billones para secretamente recontratar a la policía

secreta".

 

El recelo comenzó a aumentar en Chu, "es un trillón de créditos galácticos"

. El shock lo hizo hundir tan

profundamente su anillo, que se cortó.

 

"En fondos privados", dijo Xenu, "Inrastreables".

Chu no habló, no era capaz

de hacerlo por el momento. Con un dedo experto Xenu apretaba botones otra vez, aumentando la velocidad de

las figuras que pasaban.

 

"No". Dijo Chu. "No, no, no". Con ingenio tomó una actitud astuta y calculadora.

"¿Y mi

sistema de créditos?" "Se lo devolverán",

 

dijo Xenu.

"¿Y el uso del Tesoro público para aumentar mi cartera de valores?" "Claro",

dijo Xenu lentamente. Recuperándose, Chu dijo,

 

"Un trillón de créditos galácticos, fondos y cuentas que no se puedan

rastrear".

 

Se levantó para ir hacia la puerta. Se volvió para mirar a Xenu, y canturreando abrió la puerta, Chi entró

por ella. Un melancólico y apático Chi. Cerró la puerta detrás de Chu, y fue hasta el medio de la habitación. Xenu

se enderezó, y con su bastón fue cojeando hasta el bar. Estaba sonriendo más alegremente que en días pasados.

Bajó una botella, y empezó a preparar unos tragos. Chi lo siguió melancólicamente, lanzando un largo suspiro.

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"¡Estamos arruinados!"

 

Xenu echó una corta y viciosa risa, y continúo sirviendo las bebidas.

"No es así, mi amigo". El

juego aún no terminó, recién está empezando!".

 

El pañuelo que Chi estaba usando para secarse la cara, quedó al costado

de su sobresaliente quijada. No era lo bastante inteligente para captar eso. Miró asombrado.

 

"Pero es solo cuestión de

tiempo hasta que lo depongan a usted. Con toda seguridad antes del año! Y mis actas... ¡Me ordenaron destruirlas y borrar mi

computadora!"

 

Xenu le alcanzó un trago y habló como al pasar.

"Hay otras actas que puedes destruir, y muchas

computadoras innecesarias para borrar. Chu, ¿alguna vez se le ocurrió que ahora tiene un archivo de cada criminal, renegado y

psicópata en toda la Galaxia?"

 

Sorbió lentamente su trago.

"¿Y alguna vez pensó en su espléndida fuerza secreta que haría

eso?"

 

Inseguro, Chi sujetaba su vaso, el concepto finalmente había entrado en su cerebro. Levantó las cejas, y

empezó a alzar el vaso para brindar, pero un horrible pensamiento se le ocurrió.

 

"Pero eso costará dinero, y todas las

finanzas están cortadas. Alguna vez le pregunto a un renegado cuánto..." "Claro que lo hice",

 

dijo Xenu.

"Pero no seremos un

blanco. Tendremos más que adecuados fondos privados y secretos".

 

El ilustre Ministro de Policía lo pensó, hasta que empezó

a captar la idea. Xenu bajó su vaso, todo era negocios.

 

"Y así recuperaremos las bases destruidas y abandonadas después de

la invasión de los Grises. Reclutamos a cada renegado que podemos encontrar, lo entrenamos, equipamos, y un día, en algunos meses

tendremos..."

 

Chi apresuradamente sacó papel y lápiz, y ansiosamente empezó a escribir las órdenes. Xenu le pegó

un golpe al papel. Comenzó a moverse hacia atrás de la mesa negra, dejando su vaso,

 

"No, nada de notas. Esto es

totalmente secreto. Hasta tendrá que desarrollar sus propios códigos de transmisión. Solo puede confiar en aquellos a los que

chantajeó".

 

Se sentó en su silla.

"Esto necesita cuidadoso planeamiento. Una huelga coordinaba simultáneamente en todos los

planetas..."

Bajo los dedos de Xenu la luz verde de su computadora se volvió a encender.

 

"No va a quedar ningún Oficial Leal

para objetar nada. Y especialmente ningún Comandante Galáctico. Rawl, especialmente Rawl"

 

. Lo que dijo le agradó, y

viciosamente tocabas más botones.

 

"¡Querían una rebelión! Les daremos una rebelión. Sabía usted Chi, que todas las

rebeliones comienzan desde la cumbre. Es un hecho histórico..."

 

Chi lo tomó del brazo. Xenu levantó la vista fastidiado,

después siguió la dirección de la mirada de Chi. En el suelo, en medio del diván y el sofá, se encontraba un

brillante zapato rojo. La mano de Chi se precipitó a la pistola escondida debajo de su abrigo. Xenu lo detuvo, y

silenciosamente se levantó de su silla. Caminó sigilosamente a la parte de atrás del sofá. Miró a Lady Min. Sus ojos

estaban cerrados, como si estuviese durmiendo, pero su respiración era agitada. Le pegó un salvaje tirón al

cabello, levantándola de un golpe. Ella retrocedió hacia la ventana.

 

"¡Estaba dormida!"

Ella se soltó el cabello y

empezó a correr. Tropezó y se derrumbó hecha un ovillo. Xenu pegó un salto detrás de ella, y la levantó en alto.

"¡Prostituta corrompida! ¡Puta inmunda!"

 

La sacudió violentamente. "¡Esto es lo que recibo a cambio de cuidarte".

Su voz se

alzó abruptamente.

 

"Se suponía que debías traerme popularidad".

El terror se estaba transformando en rabia, y Lady

Min le lanzó una larga mirada.

 

"La popularidad se gana, no se compra".

El bastón la golpeó salvajemente. Ella salió

rodando al rincón alejado de la puerta del vestíbulo, totalmente noqueada. La pistola seguía en la mano de Chi,

este hizo un gesto a Xenu tratando de sacarlo de la línea de fuego.

"Muévase un poco Su Excelencia, así puedo hacer un buen tiro".

 

Xenu sacó los ojos del derrumbado cuerpo. Lentamente

le estaba volviendo el sentido común, y tomando una real estimación de la situación dijo:

 

"No, no queremos otro

escándalo. A los chanchos de la Galaxia ya los hemos alimentado bastante"

 

. Cojeó hasta la mesa, indicándole a Chi que

guardara el arma.

 

"Llame al doctor Stung". "La robotizamos", dijo Chi. Xenu asintió varias veces.

"Despersonalizarla con

neurocirugía".

 

Pensó con agrado. "Arrástrela a su habitación, y póngala bajo custodia". Se rió.

"Hasta podría traemos un poco

de diversión".

 

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