sábado, 11 de junio de 2011

REBELION EN LAS ESTRELLAS 2

Rts

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Washington la elegante, Washington la bella, hogar de los políticos incorruptibles y de los relumbrantes caballeros

de la justicia social, bañada por el sol de verano, poseída, operada y controlada

 

como es usual

, por los banqueros y

sus policías.

El Instituto se situaba sobre una colina baja, respaldada de manera segura por la planta de impresión que

derramaba los nuevos billetes en las manos de los pocos merecedores. Todo el sol que podía pasar a través del

smog y entrar por la ventana de una gran sala, caía sobre el objeto.

Todos sus ocho pies de volumen habían sido colocados contra la pared. Había sido un poco, al menos se le había

quitado la arena. Tenía dos pequeños paneles, rectángulos oblongos sellados, como unos ojos ranurados los

cuales parecían mirar expectantemente con una ciega fijeza hacia la sala.

Varios pies enfrente de este, Jedgar y el científico en jefe permanecían de pié. El Presidente quien llegaba con su

escolta usual, se les unió.

El Presidente mostraba uno excitación agitada en sus ojos. Desde que era un niño había estado interesado por

estas cosas. Debía ser algo del espacio exterior, debía ser alguna maravilla arqueológica. Él les había prohibido

estrictamente fallar con esto. Los científicos lo sabían. Quien sabe, pero por medio de este descubrimiento él

podría obtener el patrocinio e incrementar sus votos, además de aparecer como un intelectual. Tal vez alguien

podría usar estos secretos y fabricar alguna nueva arma que él usaría con gran poder de disuasión. Tal vez

contenía secretos que harían volar todo. Su educación para su pasatiempo, consistía de un equipo de química que

alguien le había dado a los diez años y el cual él había usado principalmente para fabricar explosivos.

El Presidente quitó la mirada del objeto y miró alrededor.

 

"¿Qué hemos investigado hasta ahora?"

El científico en jefe echó hacia atrás su atezada cabellera, la cual él esperaba se pareciera a la de Einstein. No

importaba mucho lo que le dijera al presidente ya que esto daría nuevos méritos al Instituto y nuevos honores a él

mismo.

 

"Bien Sr. Presidente, no estamos seguros de qué se trata. Debe haber sido incrustado en el lado de una colina y cuando cayó

al mar se expuso solo. Estoy analizándolo ahora."

 

Señaló a la derecha del objeto.

Mas allá del objeto una mesa de instrumentos había sido colocada – algunos para estimar la edad por medio del

carbono radioactivo, otros para la detección de radiación, detonadores eléctricos – todos arrojados en desorden,

4

provisionalmente. De blanco y muy serio, el instrumentista rebuscaba entre el montón de papeles tratando de

ponerlos en orden.

"Bien,"

 

dijo el instrumentista, "Creo que conseguí algo." Frunciendo el entrecejo sobre una nota.

"Es un tipo de aleación

que nosotros nunca hemos conseguido."

El científico en jefe asintió y dijo,

 

"Sí,"

deseando que pareciera como si ya lo hubiera sabido de antemano.

El instrumentista jaló un rollo de cinta de entre las notas y con cierta dificultad, la extendió.

 

"Esto fuerza nuestros

instrumentos, pero yo diría que, de acuerdo a las mediciones de edad con el carbono, este objeto tiene decenas de millones de años de

edad...... cerca de setenta y cinco millones de años como un estimado."

Los ojos del científico en jefe parpadearon ampliamente. Maldito instrumentista, Nunca les digas a los laicos

cosas como para espantarlos. Desluciste un poco esto.

Pero el descuidado instrumentista agregó cansadamente,

 

"Creo que esto ha estado expuesto también a una severa radiación,

pero el conteo es muy débil para mencionarse. Ya no es peligroso. No parece ser explosivo pero parece que tiene algún tipo de carga de

energía en su interior."

El Presidente asintió intelectualmente.

 

"¿Porqué no encuentran qué hace, o algo?"

Jedgar frunció el entrecejo hacia los científicos, hacia la máquina y proyectó su mandíbula hacia el Presidente.

Jedgar no estaba en buen momento. El no había visto a Bennie el diputado ni a los $30,000. Este bastardo era

solo un niño jugando con sus juguetes.

"Sr. Presidente,"

 

dijo Jedgar en tono respetuoso,

"Sé de su interés en estas cosas y que esta es una era científica y todo eso, pero

no tenemos ninguna garantía de que esta maldita cosa no estallará. El Servicio Secreto insistiría......."

El Presidente lo señaló con mano indolente y volteó hacia el científico en jefe.

 

"Adelante, Doctor, Estoy realmente

intrigado."

Ambos se acercaron al objeto, dejando a Jedgar solo en el centro de la sala.

Las dos placas frontales de la máquina continuaban llamando la atención ciegamente. El científico en jefe señaló

hacia su izquierda.

 

"Jenkins dice que esto es aparentemente móvil. Pero no se puede abrir con brocas. Se rompen en pedazos."

El Presidente miró curiosamente la placa. Tenía un número de puntos y marcas sobresalientes las que señaló.

Primero aparecían diez puntos en línea, abajo a la izquierda. Luego un círculo de aproximadamente una pulgada y

media de diámetro con una marca radial. Una línea recta al nivel de la base del círculo y de una longitud parecida

al diámetro del círculo. Dos puntos al final de la línea pero a un nivel al tope del círculo. Después de esto había

una separación. Y a la derecha de esa separación había un grupo de puntos de tal forma que los puntos formaban

grupos individuales de uno a nueve. Parte de este último grupo formaba una escuadra vacía.

"Estos",

 

dijo el científico en jefe "parece ser significativo, tal vez algún tipo de ecuación."

Tosió despreciativamente.

"Jenkins mi asistente dice que quien lo haya hecho, tuvo el propósito de impedir fuera abierto por bárbaros, poniendo un código tal que

solo una civilización más avanzada pudiera descifrar."

 

Dales siempre a los laicos las partes interesantes, aún cuando uno

debe despreciarlos. Y deja que los asistentes acepten los riesgos del desafío.

 

"¿No es lo que dijiste Jenkins?"

Jenkins salió de algún lado y se incorporó tímidamente al grupo. Él era bajo, mal dotado físicamente, parecía

como si le hubiera pedido prestado su blanca piel a un elefante. Sus anteojos tenían un grosor de tres cuartos de

pulgada, lo que hacía que sus pupilas parecieran especimenes agrandados. Él estaba muy, muy nervioso. Jenkins

rara vez era valiente, y ahora, encontrándose a sí mismos con el Presidente y con los más altos oficiales policíacos

del país, estaba pasando un momento difícil. Sin embargo lo enfrentó.

El habló atropelladamente.

 

"Cuando podamos hacer una hendidura con un mazo de hierro, Podríamos encontrarnos con una

cultura superior a la nuestra. Así que......."

 

El se trabó.

5

El científico en jefe lo miró con tolerancia despectiva.

 

"Bien, bien, adelante."

Jenkins respiró hondo.

 

"Creo.... con su perdón Sr. Presidente y el de todos ustedes... Creo que es "pi", el radio del círculo."

Él

sacó de un tirón un libro, una tabla de logaritmos de su enorme bolsillo y temblorosamente lo abrió donde había

hecho una marca. Dios lo ayuda si parece más listo que su jefe. Ese viejo bastardo pondría un asistente que

pareciera como si faltara una competencia por el puesto de un instructor con solo verlo.

El científico en jefe dijo tolerantemente,

 

"Bien vamos. No importa que tonto parezca, estamos muy receptivos."

Consternado por su propia valentía, Jenkins, se metió en el asunto.

 

"La primera hilera de puntos a la izquierda debe

significar simples logaritmos de base diez, el círculo y la línea deben significar "pi" – el círculo es de la misma longitud que la línea –

Los medí – los dos puntos deben significar "al cuadrado", la separación significa "igualdad" y el grupo de puntos a la derecha debe

significar del uno al nueve y el cero, tal que puedas dar con la respuesta si tu lo deduces."

Tembloroso, él encontró una parte del libro y lo separó con sus anteojos

 

. "El logaritmo de 3.14 es 0.4969 y elevado al

cuadrado es 0.9938." Él parecía asustado pero valiente. "La combinación de esta cosa es 0.9938."

 

Tragó saliva.

"Si me dejan

oprimir los puntos... "

La sonrisa del científico en jefe tenía una cierta cantidad de ácido clorhídrico. En todo esto, no se había

mencionado ni una palabra sugerida por su jefe....aún cuando fuera mentira. Ciertamente merece un puesto de

instructor en alguna escuela discriminada.

"Yo creo,"

 

dijo el científico en jefe,

"que por lo menos soy capaz de apretar esos botones."

Sin una gran expectación de lo que estaba pasando, sondeó su dedo índice sobre los grupos de puntos, uno por

uno. En su opinión, un logaritmo de base común al cuadrado no era algo muy avanzado matemáticamente.

Aunque era cierto que "pi" era una muy buena idea – la comunicación era posible sin símbolos arbitrarios. Ahora

ellos pusieron una fórmula en mecánica cuántica.....

Una luz verde brilló en el otro panel.

El científico en jefe y el Presidente saltaron hacia atrás.

La luz verde cambió a un rojo parpadeante sobre sus asombradas caras.

Un leve gemido empezó a crecer. Terminó bruscamente con un fuerte estallido.

Jedgar buscó su pistola.

La placa del lado izquierdo cesó de parpadear y se tornó en una cruz de líneas blancas como una rejilla de altavoz.

En una voz metálica y chillona, el objeto habló.

 

"Vocotraductor Mark 92". Todo sonido e información les llega a ustedes por

medio de conceptos mentales y retroalimentación visual de modo que ustedes los escucharán en su propio lenguaje."

El grupo se quedó atónito.

La voz continuó.

 

"Ustedes han activado la carga de potencia. Esta durará por dos años continuos funcionando de manera

ininterrumpida. Se apagará automáticamente al final de su uso. Por favor retrocedan al menos dos pasos."

Hubo un gemido ensordecedor, un crujido y un estrépito. La totalidad de la cara frontal del aparato debajo de los

paneles de abrió de par en par. Fue muy duro para los nervios de los presentes y confirmó la sólida posición de

Jedgar, quien normalmente se equivocaba, de que al fin de cuentas esta era una bomba. Blandió la pistola en su

mano pero no pudo ver algo a que disparar, excepto una ancha cavidad que había sido expuesta por las puertas

abiertas.

"Por favor, siéntese."

 

Dijo el objeto cortésmente. Súbitamente el Presidente apartó su atención de sus

6

responsabilidades tradicionales de la Casa Blanca. Él aumentó la crisis.

 

"Abandonen la sala” Aquí puede haber

información confidencial. ¡El aparato puede hablar!"

Esta mera actitud de rutina sirvió para aclarar la revuelta cordura de Jedgar. Fue una orden que él pudo entender.

Frunció el entrecejo. Mientras aún sostenía su pistola, el científico en jefe y todos los demás en el cuarto se

apresuraron. Salieron por varias puertas.

Jedgar se escurrió por toda la sala y aseguró las puertas, mirando hacia atrás con una mirada experimentada, usó la

boca de su pistola para ver si no había un insecto en los tiestos de las plantas y satisfecho, encontró dos sillas y las

llevó hacia el frente del objeto.

Ofreció asiento al presidente y entonces, volteando su propia silla y sosteniendo su arma también se sentó. Le

parecía que la maldita cosa parecía saber que ellos no estaban listos hasta que fijaron su atención.

El Presidente continuó mirando con atención la abertura negra. Era muy amplia y muy oscura. Nerviosamente, él

esperaba que no saltara ningún monstruo hacia fuera o que apareciera un repentino vacío que los aspirara hacia

adentro, enviándolos al espacio.

Jedgar miró alrededor de la sala una última vez, para comprobar que estaban solos.

La pantalla del fondo de la cavidad tintineó, vacilante, y entonces encendió a todo color.

No hay comentarios:

Publicar un comentario