CAPÍTULO DIEZ La música era terrible. La pianola estaba rota desde hacía mucho tiempo. De todas maneras nadie la escuchaba. Sin embargo, desde temprano el bar-club nocturno del hotel tenía algunos ocupantes. Bandidos con un ojo, una pierna o un brazo, haraganeaban por los alrededores. El barman se apoyaba contra el mostrador, las manos apoyadas en su cara. Un piloto vestido de negro estaba sentado solo, tenía dardos en su mano con los que jugaba. Miraba la pared delante de él. Ocasionalmente tiraba un dardo en ella, sacándole pedazos a la pared y también algunos insectos. Cerca de la escalera un grupo jugaba a los dados. Las fichas se apilaban alrededor de Ap. Los otros jugadores no tenía tanta suerte, sus pilas de fichas eran muy magras. Con avaricia miraban los montones que Ap tenía. Este ausente tiró los dados de ocho lados. Un gesto preocupado cruzaba su cara. Se volvió hacia el doctor,
"Doc, usted dijo cinco semanas." El doctor Ax tembló "Le queda un día."
Con un gesto aún mas preocupado, Ap tiró los dados, estiró la mano y recogió el pozo.
"Mejor subo para ver si todavía sigue inconsciente."
El propietario del hotel protestó cuándo Ap corrió su silla para levantarse.
"¡Oiga, no! ¡Usted no puede dejar ahora que está ganando!"
Sna rió.
"¡Él va a terminar hasta con el hombre más rico en Stip!" Sna volvió su cauteloso rostro hacia Ap.
"¿Quiere comprar una base de armas?"
De repente el doctor Ax lo tomó del brazo y apuntó a las escaleras con una amplia sonrisa. Siguiendo la mirada del doctor, Ap vio a Lady Min allí. Delgada con su rostro aún más pálido en contraste con el vestido rojo, se apoyaba contra la balaustrada, bajando cuidadosamente las escaleras. Se sentía triunfante de sus progresos y le sonrió a Ap y a los otros. Ap dejó escapar un largo suspiro de alivio. Otra vez intentó levantarse, pero se contuvo mirando sus fichas. Le hizo una seña al doctor mostrándoselas, después corrió a las escaleras. Estático se puso al lado de Lady Min. No podía hablar, y tenía miedo de tocarla. No sabiendo que otra cosa hacer, saltaba de alegría abrazando a los pasamanos. El gentío del atardecer había llegado. Bandidos, drogados, borrachos y decaídos discutían entre ellos. El barman estaba ocupado llenando los vasos. El perro que Ap había visto hacía semanas estaba también allí acostado al lado de la puerta cerca de la pista de baile. Ap se encontraba sentado delante de la destartalada pianola tratando de sacar una melodía que había sido popular. Lady Min ya completamente restablecida, con un vestido dorado, se hallaba sentada a su lado con el micrófono en la mano. La canción era de tierras lejanas. Cantando con sentimiento, ella continuamente miraba a través de la sala al piloto que se encontraba allí sentado. Pero el piloto Tring ignoraba la canción, manteniendo su atención en la pared llena de cucarachas. Lanzó un dardo que pasó justo por el medio de una, ésta estiró las patas y expiró silenciosamente, así como vivió. Sonriendo para sí mismo. Tring se recostó en el asiento y llevó el vaso a sus labios. Grandes aplausos se escucharon al terminar la canción. Lady Min se inclinó agradeciendo graciosamente a la audiencia. Manteniendo una conducta profesional encantadora, le murmuró a Ap su resentimiento
. "¡Yo creo que no es humano!"
El rostro inmutable de Ap movió a duras penas los labios.
"Humano o no, es el único piloto que hay aquí que tiene una nave, y nos puede llevar a la Tierra. Allí 25 estaremos tranquilos." Tirándole un último beso a la muchedumbre, Lady Min dejó el micrófono y se abrió paso hacía la silla que estaba en el fondo de la sala. El piloto no le prestó ninguna atención a su llegada. Solo tiró un dardo cuando Lady Min se acercó provocativamente a la mesa, se reclinó sobre ella y le hablo pausadamente. "¿Cambió su idea acerca del vuelo?" Manifestó lanzando un dardo. "Confederación Galáctica, la odio!" "Mujeres, ¡las odio!", Indiferente Lady Min sacó un collar de brillantes gemas de su escote y lo agitó delante de la cara del piloto No hubo respuesta. Ella suspiró descorazonada y guardó las joyas, se levantó y caminó otra vez al piano. En ese momento la puerta del otro lado de la sala se abrió violentamente. Sna entró mostrando un papel que tenía en su mano temblorosa. "¡Escuchen!" Gritó En la sala se hizo un enorme silencio. Solo el perro que ladraba hacía algún ruido. Lleno de júbilo, Sna se adelantó hasta estar en el medio de la pista de baile. "Recibí un mensaje especial del Ministro de Policía. Fuimos reclutados. Cada hombre que de alguna manera pueda servir, será hecho Agente Especial, y cada nave será puesta a servicio de la Confederación!" Los murmullos en la sala cesaron abruptamente. Los bandidos se levantaron llamando a amigos y congéneres para intercambiar opiniones, y hacer especulaciones. Algunas personas sin embargo no estaban contentas, una era Tring, que se levantó con sus ojos muy abiertos y sumamente tenso. Apretando sus puños con rabia, siseó furiosamente, Mientras tanto Lady Min lanzó una mirada agonizante a Ap. Su cerebro funcionó veloz y apresuradamente le confió su plan a Ap. Él dio vuelta a sus ojos, Se volvió y discretamente siguió a Sna que pasó por la agitada multitud hacía la alcoba del piloto. "Justo el hombre al que yo quería ver." Tring clavó la vista en Sna, sus manos jugaban nerviosamente con su pistola. Maldito bastardo, quién se creía que era. ¡No va a decidir sobre mi nave de ninguna manera! Sna blandió el papel delante de la nariz del piloto. "Toda la maldita Base, cada bandido reclutado al servicio del Ministerio de Policía. Altos cargos. Buena paga! Y cada nave tomada en servicio..." "¡Sólo hay una nave, la mía!" Sin que ninguno de los dos hombres lo notara, Ap se había corrido detrás de Tring, cuándo la voz de éste gritaba Sin perturbarse porque tenía una confianza ciega en su habilidad de persuadir, Sna puso pacíficamente su mano en el brazo de Tring. "Ah, bueno, bueno, bueno. ¿Ni por mil créditos por semana?" Sacando una pistola de debajo de su chaqueta, Ap la presionó suavemente en la espalda del piloto. Tring mantuvo sus ojos en Sna, quien no se dio cuenta de nada y seguía tratando de persuadirlo . "Esto es una oportunidad. Una oportunidad para todos. Pero hombre, lo harán General de algo..." Mientras tanto Ap había tomado la chaqueta del piloto y la puso en su brazo, tapando el arma. Sna seguía agitando el papel, Tring no había hecho ningún movimiento. Ap al terminar de esconder el arma, miró a Lady Min que estaba parada en el entrepiso. Le hizo seña con la cabeza, tenía una buena cantidad de abrigos en los brazos y dos maletas en las manos. Ap volvió a mirar a Sna y habló convincentemente al oído del piloto. "¡Piloto Tring, ya sé que parece muy poco razonable, pero mire Tring, está es su oportunidad!" continuó Ap Tragando saliva el piloto se las ingenió para contestar con voz quebrada, "Yo le ayudaré al piloto Tring a preparar su nave, la van a necesitar para transporte, vamos!" Contento con su éxito, Sna los dejó pasar. Llevando al piloto hacía la salida, Ap empezó a temblar de alivio. El primer punto del plan de escape estaba hecho... quizás. Afortunadamente el aeropuerto estaba desierto. Lady Min ya estaba ansiosamente parada delante de la puerta de la nave. Los abrigos y las maletas delante de ella. Se estaba comiendo una uña, ¡por Dios, haz que vengan! Al escuchar pasos apurados, miró para ver al piloto y a Ap corriendo a través del campo del aterrizaje. Les hizo señas desesperadamente, los dos subieron rápidamente por la plataforma y atravesaron la puerta. Tring corrió por el pasillo y se desparramó en el asiento del piloto, tomando los controles. Ap se paró detrás de él, sosteniendo la pistola ahora abiertamente. A través del parabrisas se veía el cielo con el azul del atardecer. El tangible silencio fue roto por el ruido de los motores al comenzar a funcionar. Con un chirrido despegaron. La aceleración hizo retroceder a los pasajeros, Ap tuvo que sujetarse al asiento del piloto para dejar de bambolearse, y poder apuntar con su pistola adecuadamente. De repente el piloto se empezó a reír. Fuerte y extravagantemente, el sonido se mezcló con el aumento del ruido de los motores. Haciéndose cargo de 26 la nave, Tring trató de parar de reirse. Sin mirar para atrás finalmente trató de hablar, "Puede guardar el arma. Ni siquiera lo necesitó. Me hizo un enorme favor sacándome de allí. Me habrían matado por mi nave." Extrañados Lady Min y Ap miraron al piloto. Después los dos se echaron a reír. Ap miró su arma y la guardó, palmeando luego al piloto en la espalda. El tipo está bien, quizás nos lleve a la Tierra.
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