jueves, 16 de junio de 2011

rebelion en las estrellas 3-1

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

CAPÍTULO TRES

Rawl dejó que la puerta vaivén se cerrara tras él y miró a través del gran vestíbulo. Setenta y seis grandes banderas

se ondeaban en sus astas bien altas, cada una con una plaqueta de su planeta en oro macizo debajo de ella. La

gran ventana en forma de arco esparcía un dibujo del sol. Cientos de Oficiales Leales ya estaban en sus asientos,

hablando tensamente unos con otros. Muchos vislumbraban a Rawl y le gritaban sus saludos. En una esquina

cercana, un coro estaba parado en filas sobre un balcón que sobresalía y delante de ellos estaba parado el

Arzobispo del planeta Hogar; su alta mitra llena de joyas. La mirada de Rawl se dirigió a los rostros del otro lado

del vestíbulo. En la primera grada los Ministros de la Rama Ejecutiva. En la mesa ancha arriba de ellos, con una

vestimenta negra, estampada con un sello brillante de la Confederación, se hallaba sentado Xenu, Jefe Supremo.

Por un breve momento sus ojos se encontraron. Entonces Rawl empezó a caminar por el pasillo. El clic-clic de

sus botas con tacones magnéticos, los cuales usaba frecuentemente, era fuerte y punzante, a pesar del bullicio que

había. Chi, a la izquierda de Xenu, con mirada de hurón y una picazón que sentía en su mano, vigilaba a Rawl por

el pasillo. La fuerza calmada de Rawl parecía extenderse hacia el exterior. Hacía poco caso a los saludos, más allá

de un preocupado asentir con su cabeza. Él había pasado la noche con comités y, como orador del Congreso,

sabía lo que tenía que hacer. Su asiento estaba en la primera fila; una fila de sillas sin ningún espacio entre ellas y

la tribuna. Mish ya estaba allí sonriendo afanosamente. Rawl se paró mirando a través del vestíbulo y otra vez

hacia la tribuna. Ese Chi era sumamente antipático y a Xenu se le veía sardónico y desdeñosamente contento.

Rawl se sentó. Un oficial de la fila de atrás le puso su mano, amistosamente, sobre su hombro.

 

"¿Vamos a tomar

este asunto de la Policía del Estado inmediatamente?"

 

Rawl contestó, "Se podría"

. Mish respondió rápidamente.

"Preferencia en choque"

 

. El oficial que estaba detrás dijo, "Buen chico"

, y se echó para atrás expectante. Había un gran

gong en un marco, al costado de Xenu. Él levantó un martillo de metal y le pegó fuertemente, su tañido se

escucho a través de todo el vestíbulo provocando que la audiencia guardara silencio.

Xenu habló.

 

"Ahora que de alguna manera parece que nos hemos reunido - más bien tarde - Yo, Xenu, elegido Jefe Supremo de los

Oficiales Leales de la Confederación Galáctica declaro al 2054avo Congreso en sesión"

 

El coro levantó sus voces en un

himno. Los cientos de Oficiales Leales se levantaron, se sacaron las gorras y miraban al frente de la sala. El

Arzobispo se levantó, alto y solemne, bañado del sonido del coro detrás de él. Cuando el himno terminó el

Arzobispo levantó hacia arriba las palmas de su mano. Su fuerte y sonora voz se esparcieron por el vestíbulo:

"Mis bendiciones a Dios Todopoderoso y a la Confederación sobre sus 21 estrellas, sobre sus 76 verdes planetas, sobre sus trillones de

población y sobre las leales personas de la Confederación, y a Dios y a este Congreso. Que la paz continúe como lo ha hecho por años

en el pasado".

 

Los Oficiales retomaron sus asientos. Un pregonero se adelanto hasta el final de la tribuna.

"El

Congreso está ahora abierto para sus primeras deliberaciones."

 

Rawl se levantó. Dirigió, tranquilamente, su mirada hacia

los Oficiales Leales. Después dijo,

 

"Nos encontramos a la sombra de una posible rebelión planetaria."

La última partícula

10

de ruido se desvaneció en el vestíbulo. Cada uno de los los presentes le puso su más absoluta atención

 

. "Lo

encabezaremos con una colisión".

 

Mish había dicho,

"En los diez años desde el último Congreso, algunas ordenes han sido

emitidas por la Dirección Ejecutiva las cuales no fueron ratificadas por el 2053avo Congreso."

 

Xenu se puso rígido. No creyó

que ellos se fueran a atrever

 

. "No queremos ser críticos." Dijo Rawl,

"pero imagínense que hay razones para estas ordenes – no

importa que tengan errores – fue decidido por el Comité Congresista, que nuestro primer punto debería ser la inspección de estos

cambios, ponerlos a votación, ratificarlos o no, para que su legalidad o ilegalidad sean claramente establecidas."

 

Se escuchó un

timbre eléctrico de aprobación que se esparció a través del vestíbulo. Xenu se abrazó a sí mismo, corrigiendo su

expresión suavemente.

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