jueves, 7 de julio de 2011

REBELIÓN EN LAS ESTRELLAS CAPITULO 21

Gaiteros_1

CAPÍTULO VEINTIUNO

La Tierra. Una lúgubre neblina amarilla se arremolinaba de algunos pedazos de árboles achaparrados, que se

encontraban en lo que una vez había sido una colina. Un blanco helicóptero permanecía suspendido en el aire

bajando un objeto cilíndrico. Era una gran cápsula de color verde brillante. Su superficie era suave, si no hubiese

sido por los paneles que sobresalían de su nariz. Había algunas personas paradas en esa colina, todas con trajes

contra las radiaciones. Mish observaba la cápsula a medida que bajaba con las señales que le hacía con la mano.

Ap no hacía más que de costumbre. Pero se encontraba allí mirando el desolado lugar. Resultaba misterioso. "Este

seguro que es," comentó al aire, ya que nadie lo escuchaba, "el final del Planeta Tierra! ¡Futuro Cero!" En un rincón Lady

Min y Rawl tenían sus manos entrelazadas, hablando tranquilamente. Lady Min miraba a Rawl con un poco de

inseguridad. "Nunca fui su amante, fue solo su manera de hacerse popular. Odiaba a las mujeres!" Rawl sonrió un poco

sorprendido, pero a la vez con agrado. "Solía juntar noticias tuyas." Ella bajó la vista turbada, "las ponía debajo de mi

almohada cuándo era una joven, ¿tonto no?" Los ojos de Rawl se abrieron sobresaltados, "¿Guardabas recortes míos?"

Ahora a él le tocó estar turbado. "Yo solía guardar fotos tuyas en mi billetera." Se miraron en un mutuo entendimiento.

Sus manos se unieron. Entretanto, la cápsula había tocado tierra y el helicóptero aterrizado. Mish desenganchó el

cable y junto con Ap forcejearon para poner el cilindro en posición. Desengancharon uno de los paneles y Mish

conectó la cámara y el grabador. Se volvió para hacerle una seña a Rawl. "Es tu turno," dijo suavemente. Rawl

soltó su mano de la Lady Min y tocó con un dedo su boca. Sus ojos estaban brillantes al mirarla. Poniéndose a la

altura de las cámaras, Rawl se propuso a hablar. "Algunos de nosotros hicimos posible que está cápsula fuera una información

para los que nos siguen, para que sepan como y porque su Planeta fue asesinado."

Levantó los brazos para indicar el terreno devastado. "La desolación fue el resultado de querer formar un Estado Policíaco.

Cuándo la población está inquieta, imprudentes Gobiernos tratan de oprimir y cuánto más oprimen, más cerca están de provocar una

revolución. Tontos Gobiernos tratan de evitar revoluciones con más opresiones y después mueren. Pero una parte de esta falta debe de

ser compartida por el Congreso. El Congreso dejó que la Dirección Ejecutiva creciera más y más y los dejó actuar para enemistarse y

ofender a la gente. A tal grado el Congreso traicionó a la gente que los votó y confió en ellos." Bajo la mirada, y levantó la mano

para apuntar con un dedo. "Antes de que los otros Planetas sean también destruidos, el Congreso debe reformar al sistema

escolar, para que dejen de enseñarles a los niños que son animales. Después deben de conseguir que la Policía se dé cuenta que es

responsable de la seguridad pública, no solo de arrestar a los que no les gustan. El Congreso debe pasar la cuenta aboliendo todo el

perverso fraude de la psiquiatría. También debe erradicar la Dirección Ejecutiva, de cómo es ahora, y organizar otra con menos

poder." Rawl miró intensamente a la cámara, como si quisiera que se produjera una duplicación y la Tierra fuera a

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renacer, y ser otra vez civilizada. "No intenten formar otro Estado Policíaco, porque entonces su Planeta morirá otra vez. Los

errores del pasado fueron nuestros. ¡El futuro es de ustedes!" Con ese final Rawl saludó. El viento levantó una ligera niebla

amarilla entre él y la cápsula, y la pantalla quedó en blanco.

EPILOGO

Extrañado el Presidente y su principal asesor, solo podían mirar al panel de la cápsula al cerrarse la puerta del

mismo. A través de la ventana el sol se estaba ocultando en Washington, la bella Washington, la hermosa. Y sin

embargo estaban sentados solos, el principal de la Policía Nacional con mirada errante. El Presidente pensativo

trataba de mantener el juicio, pensaba en las consecuencias que podría tener el que se hiciese público el contenido

de la cápsula. Temblaba ante la sola idea. Todos sus planes, y todo su poder... Sacudió la cabeza para desalojar

esos horribles presentimientos. Después de un rato se levantó. Viendo lo que hacía su Jefe, Jedgar lo imitó,

agradecido de poder ponerse en movimiento. Él sabía que ese negocio era muy importante, y que había mucho en

juego.- pero en todo lo que podía pensar era en su cena y en la carrera de la noche. Y tenía un duro hueso para

roer con 'Benny the Dip'...

Pensativo el Presidente caminó a la puerta cerrada de su oficina, Jedgar detrás, feliz de salir. En las escaleras que

daban al edificio reporteros y fotógrafos se habían reunido. Estuvieron esperando mucho tiempo. Al abrirse las

amplias puertas, dejaron de hablar. Miraron expectantes al Presidente y al zar de toda la Policía de los Estados

Unidos y los acribillaron a preguntas y flashes. "¿Que fue eso?" Gritó un reportero. "Señor Presidente," comenzó otro.

"¿Era alguna civilización antigua?"

Fuerte y claro se lo escuchó a un reportero preguntar, "¿Qué es la cápsula del tiempo?" El Presidente miró a todos,

seguramente esperaban alguna contestación. Bueno se las daría. Sonrió débilmente, y movió su mano para pedir

silencio, habló en tono jocoso. "Lamento desilusionarlos. Sólo fue un fragmento de la Segunda Guerra Mundial, basura. Solo

pedazos de metal. Solo pedacitos de metal, caballeros."

Volviendo su cabeza un poco, intercambió una mirada de conspiración con su Jefe de Policía Nacional. Jedgar

asintió con aprobación y le devolvió una sonrisa un poco maligna y torcida.

No se sabría nunca... Solo fragmentos de metal...

FIN

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