lunes, 4 de julio de 2011

REBELIÓN EN LAS ESTRELLAS CAPITULO 18

Ficcion_21

CAPÍTULO DIECIOCHO

Un gráfico estaba abierto encima de una mesa en el Interceptor. Rawl, Mish, Lady Min y Ap lo consultaban. Rawl

bajó el lápiz y estiró sus piernas. Más temprano o más tarde empezarán a usar su sentido común y usarán los

bombarderos del Planeta Hogar para desquitarse. Siguió aceitando su pistola. Mish asintió ausente. Había

discutido eso con Rawl la noche anterior. Ap miraba tanto a Rawl como a Mish. ¿Qué significaba eso, él no lo

sabía, pero debían ser malas noticias. "Propongo atacar la Base." Rawl apuntó a un área del Planeta Hogar en el

gráfico. "Y después moverse hasta el Planeta Hogar sin esperar a los otros Planetas. Ellos están haciéndolo muy bien." Mish

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asintió nuevamente. "Parece lo más seguro." Ap respiraba con dificultad. ¿Es qué había escuchado bien? "¿Lo más

seguro?" Rawl sonrió. "Este es un Interceptor atómico del espacio exterior," explicó pacientemente, "hecho para combatir naves

de guerra enemigas. Usándolo en la atmósfera lo hace muy seguro contra naves planetarias. Dudo mucho que algún Renegado pudiese

manejarlas." Ap se había convencido. "¿Es como un tigre luchando con un gatito?" Rawl se rió. "Tú puedes manejar la

artillería de cola." Ap se agarró de la mesa, tiene alguna medicina para el corazón a bordo.

Una jovencita estaba siendo empujada junto con su muñeca de trapo. Los Renegados sentados en un círculo reían

de su terror, empujándola de uno a otro, rompiendo sus ropas a medida que la seguían empujando. En el fondo

del Planeta Hogar los bombarderos se veían abandonados y en un lastimero estado. Seguro que los Renegados

que manejaban la Base tenían mejores cosas que hacer, que las que estaban haciendo en ese momento. Uno solo

se soltó el cuello de la camisa, "No creí que sería tanta diversión ser un agente de la Oficina de Investigaciones Confederada!"

Otro hombre lanzó una mirada maliciosa y volvió su atención a la jovencita. Ven amorcito sigamos con la

investigación. Le pasaron a la chica bruscamente. La agarró y le sacó otro poco de ropa. La niña cayó al suelo con

los ojos muy abiertos. La sacudió un poco. No había ningún movimiento. "¡Diablos! ¡Está muerta!" Un Renegado,

sentado a la izquierda estiró la mano. "Bien, es así como me gustan..."

Uno del grupo se estaba aburriendo, se levantó y bostezó. "Será mejor que consiga un Escuadrón para revelar a la

Patrulla del Planeta Hogar. Se empezó a ir. El Renegado que sujetaba a la chica la tiró a los brazos del Renegado a su

izquierda y llamó al hombre que se iba. Si haz eso. Después puso su atención nuevamente en los deportes que

estaban en la pantalla.

En la patrulla, el copiloto Renegado oprimió el botón. "¿Cuándo van a venir a revelarnos hijos de perra" La radio dio

una contestación que no se podía reproducir. Colgó al micrófono en su gancho. Una señal atrajo su atención en el

radar. Miró por el parabrisas y lanzó un grito de terror. Frenéticamente trató de despertar al piloto para que

mirara para afuera y con la otra mano atrajo otra vez el micrófono. Su voz sonó como un agudo grito. "Un

Interceptor de los Oficiales Leales!"

Rawl puso al Interceptor en picada. Entre su nave y la Base que se encontraba abajo, seis naves de Patrulleros

Renegados volaban en una descuidada formación. Ap sujetaba el rifle con torpes manos, mirando por la

ventanilla chilló, "Seis Interceptores!"

Las alarmas sonaron por todos lados. Los Renegados dejaron lo que estaban haciendo y se esparcieron a sus

respectivos lugares. Manteniendo la picada Rawl le dijo a Mish que mantuviera el fuego, hasta que le diera la

orden. Mish sonrió y asintió. Ap miró al aeropuerto otra vez, "Seis más están saliendo!" Empezó a murmurar una

plegaria, esperaba que el algún lugar algún Dios lo escuchara y lo transportara a otro lugar.

A cualquier otra parte menos allí!

El tiroteo trazado comenzó. La patrulla se elevó para encontrarse con la nave de Rawl. Mish pasó en picada la

formación de los Interceptores de los Renegados dejando detrás un reguero de bolas negras que cuándo

explotaron sacaron a cuatro de las naves de los Renegados del cielo. Ap con su ametralladora trataba de darle a

los dos que quedaban. Disparando a ciegas, le dio a una justo en el medio, la vio caer con mucho humo negro.

Lanzó un grito de júbilo. Ap se olvidó de sus plegarias y siguió disparando. Una nube roja llenó la torreta de Ap.

En la cabina Rawl, maldiciendo, trataba de enderezar la nave. Pero había sido solo un rasguño. Ap lanzó un grito

triunfal cuándo derribó a la otra nave, dándole justo en la nariz.

Rawl mantuvo el vuelo en picada. Mish le mostró seis naves, más y tiró verticalmente a ellas.

"Segundo Escuadrón!" La nave de Rawl era dos veces más rápida y dos veces más grande que las naves de los

Renegados. Pasó por delante de ellos como un relámpago, antes de que siquiera pudieran darse cuenta y cambiar

el rumbo para poder abrir fuego sobre él. Rawl casi tocó el suelo antes de volver a elevar su nave. Los motores

chirriaron. Mish apuntó, y las seis naves fueron partidas en mil pedazos.

Otra vez Rawl se lanzó en picada. Esta vez por la Base misma. Ap buscaba algo a que tirarle pero no encontraba

nada, estaba muy desilusionado. Una artillería de una nave antiaérea caía en trizas sobre el Interruptor.

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No había solución – la nave se les caía encima. Pararon de disparar y buscaron refugio. Mish esperaba órdenes, su

mano sobre la ametralladora... "Ahora!" Gritó Rawl, y Mish apretó el gatillo. Rawl puso a la nave fuera de peligro,

a la vez que las partículas de la bomba atómica subían a las nubes.

Volando con la mano izquierda, Rawl puso su Interceptor encima del Planeta Hogar. Tenía el micrófono en la

mano derecha, y habló- "Llamando al Comandante Arn. Comandante de la Armada del Planeta Hogar. Llamando al

Comandante General Arn. Comandante del Planeta Hogar..." Una voz balbuceó, "Lo llamaré, lo llamaré." El empleado le

hizo señas al Comandante General, éste tuvo que agachar la cabeza para evitar la ráfaga de fuego que pasó por

encima de él.

Otros de la oficina hicieron lo mismo. La Armada Planetaria estaba comprometida en una sólida lucha. Soldados

con uniformes azules y blancos se hallaban parados en las ventanas, disparándole al enemigo que estaba afuera.

Una fila de heridos se apoyaba contra una pared, esta fila se hacía más y más larga a cada minuto. El General Arn

un digno caballero de cabellos grises contestó al llamado del oficinista. Sin su gorra y con el cuello de la camisa

abierto, corría manteniendo la cabeza gacha hasta que estuvo cerca de la radio. Le alcanzaron el micrófono,

mientras el empleado movía la cabeza incrédulo. "¡Parece que es Rawl!" El empleado puso en funcionamiento el

vídeo y el General miró la pantalla fijamente. "Rawl!" Suspiró aliviado, después habló muy serio. "No trate de venir

aquí. ¡Estamos rodeados! Incautaron nuestros tanques. La Policía Secreta y los Renegados están por miles alrededor de toda la

Base." "¿Está usted en la Base Central Tres?"

El General tenía sus dudas, sospechaba algo. El tipo debería de estar loco si pensaba venir para acá! Con reserva

contestó, "Sí" Rawl echó una corta risa. "Mantenga las cabezas de sus hombres agachadas cuándo escuche una nave!"

"Rawl..." El circuito quedó mudo, después que Rawl cortó. Habló para todos en general, "Él viene para acá!" Se

abotonó la camisa y se puso la gorra en la cabeza. Se dio vueltas y gritó a sus hombres, "Aumenten su fuego!"

Muy encima de la Base Central Tres, Rawl y Mish vigilaban la escena abajo. La Base era una fortaleza, con tres

costados edificados y el cuarto lado desembocaba en un río. Veinte tanques rodeaban los edificios disparando sus

armas. Montones de Policías Secretos en formación de combate mantenían un fuego ininterrumpido contra el

edificio, en el cuál los soldados en las ventanas solo respondían esporádicamente. Rawl apuntó su nave otra vez

para abajo, diciéndole a Mish, "Usa fuego, pero no le tires al edificio." Mish sonrió y dio la señal de OK.

Zel, un poco separado de sus hombres, se hallaba sentado en una silla de campo observando la batalla con

satisfacción. Solo unas horas más y le darían una medalla o algo parecido. Lo merecía. Nadie sabría nunca que no

había sido su plan. ¡Pero que diablos! Era el Oficial más anciano de todas maneras. Un extraño instrumento

interrumpió sus pensamientos. Miró consternado y sin poder hablar, era el Interceptor que bajaba en picada.

Pegó un salto y corrió a refugiarse detrás de unos árboles. Cuándo la sombra de la nave cruzó los tanques, y las

filas de hombres, Mish soltó el control de una lluvia de proyectiles.

Soldados armados, algunos heridos, se acercaron a las ventanas para ver como los tanques explotaban uno por

uno. Algunos Policías Secretos que aún quedaban miraban las trizas de los tanques, y no se dieron cuenta cuándo

las ventanas se abrieron y los soldados se asomaron para dispararles.

Después escucharon un grito de guerra. "¡Recuerdan al Noveno Ejército!" La Policía Secreta se dio vuelta y fueron

avasallados por los hombres de uniformes azul y blancos. En el Interceptor, Lady Min y Ap se encontraban

parados detrás del asiento del piloto, mirando ansiosamente a través del parabrisas. Ap apretaba el brazo de Mish,

y aullaba con deleite. "Hemos ganado!" Riendo, Mish desenganchó la mano de Ap, para golpear el hombro de Rawl

ligeramente, "¡Hey, compañero lo hicimos otra vez!" En su alegría Ap tomó a Lady Min en brazos para bailar un vals

con ella a lo largo del fuselaje. A la vez de ese festejo, abajo Zel se estaba escapando. Se subió a un carro armado,

puso los cambios y salió en una loca carrera, en su intento de huir.

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