lunes, 30 de mayo de 2011

UN ENSAYO SOBRE EL PODER

Bolivar

 

UN ENSAYO SOBRE EL PODER

LOS ERRORES DE SIMON BOLIVAR Y MANUELA SAENZ

LA RESPONSABILIDAD DE LOS LIDERES.

 

Por: L. R. Hubbard

 

Referencia: El libro titulado: Las Cuatro Estaciones de Manuela Saens por Victor W. Von Hagen, una biografía.

 

Simón Bolívar fué el Libertador de América del Sur del yugo de España.

 

Manuela Saenz fué la Libertadora y Consorte.

Sus actosy destinos es­tán bien documentados en ésta conmovedora biografía.

 

Pero aparte de cualquier valor puramente dramático, el libro pone al descubierto y motiva varias acciones de gran interés para aquellos que son ­líderes, que apoyan o están cerca de los líderes.

 

Simón Bolívar fué un personaje muy fuerte. Era uno de los hombres más rícos de América del Sur. Tenía la verdadera habilidad personal dada sólo a un puñado en el planeta. Fué un comandante militar sin par en la historia.­ La razón de que fracasara y muriera despues en el exilio para ser después deificado es por lo tanto, de gran interés. ¿Qué errores cometío?

 

Manuela Saenz fué una mujer brillante, hermosa y capaz. Ella era leal, dedicada, bastante comparable a Bolivar, muy por encima del humanoide promedio. ¿Por qué entonces vivió como una paria marginada, recibió un rechazo social tan violento y murió en la pobreza y sigue siendo desconocida para la historia? ¿Qué errores cometío?

 

LOS ERRORES DE BOLIVAR

 

La liberación de cosas es la dramatización degradada contraria (el 0­tro lado de la moneda) de la esclavitud impuesta por los mecanismos de la mente. A menos que haya algo hacia qué liberar al hombre, la acción de liberar es simplemente una protesta de la esclavitud. Y como ningún humanoide  es libre mientras esté aberrado en el ciclo del cuerpo, es por supuesto solo un gesto de cortesía el liberarlo políticamente ya que ésto sólo lo líbera hacia la anarquía de dramatizar sus aberraciones sin NINGUN control en absoluto. Y sin algo exterior que combatir y al no haber exteriorización de su interés, él simplemente se vuelve loco ruidosa o calladamente.

 

Una vez que se ha hecho un gran daño como el de depravar a seres, no hay, por supuesto, ninguna libertad excepto liberar a la persona de la depravación en sí o por lo menos de sus influencías más obvias en la sociedad. En pocas palabras uno tendría que desaberrar a un hombre antes de que toda ­su estructura social pueda ser desaberrada.

 

Si a uno le faltara toda la habilidad de liberar a un hombre por com­pleto de sus patrones reactivos, entonces uno podría por lo menos liberar al hombre de sus restimuladores en la sociedad. Si uno tuviera la totalidad de los datos (pero le faltaran los “CÓMOS”), uno usaría  simplemen un te patrones reactivos para volar en pedazos a toda la antigua sociedad y luego recoger cuidadosamente los pedazos en un nuevo patrón. Sí uno no tuvíera la menor idea de que tan reactivo se puede uno poner (y Bolívar por supuesto no tenia níngún conocimiento de ese campo), todavía quedaba ahí una ­fórmula funcionl usada "instintivamente" por la mayoría de los más exitosos líderes políticos prácticos.

 

Si tú liberas a una sociedad de aquéllas cosas que tú ves que están mal y usas la fuerza para exigir que se haga lo correcto, y si tú sigues adelante con decisión y minuciosidad y sin una contemporización continua, tú puedes lograr aplicando tu encanto y dones, una gran reforma política o mejorar un país en decadencia.

 

Así es que el primer error de Bolívar y el más consistente tambíén se­encontraba en las palabras vitales "tú ves" de el párrafo anterior. Él no miraba y ní siquiera escuchaba los reportes acertados de inteligencia. Estaba tan seguro de que podía hacer resplandecer las cosas hasta ponerlas bien o pelear con las cosas hasta ponerlas bien o llenar las cosas de encanto hasta que estuvieran bien que nunca buscó nada malo que corregir hasta que ya era demasiado tarde. Esto es el non-plus ultra de la confianza personal, que viene a ser la vanidad suprema. "Cuando él se aparecía todo empezaba a estar bien" era no sólo su creencia sino su filosofía básica. Así que la primera vez que no funcionó, él se vino bajo. Todas sus habilidades y encanto estaban canalizados hacia ésta prueba única. Sólo eso podia él observar.

 

No para compararme con Bolívar sino para demostrar mi comprensión de esto: Yo una vez tuve una solución similar, "Yo seguíria adelante mientras pudiera y cuando me pararan entonces moriria". Esto era una solución suficientemente suave para declarar y realmente difícil de comprender hasta que tienes una ­idea de lo que YO quería decir con seguir adelante. Los meteoros avanzan; muy, muy rápido. Y así lo hice yo. Luego un día hace mucho tiempo finalmente fui parado después de incontables pequeños paros por contactos socials ­y familiares para prepararme culminando en una marina más dedicada a dar galardones que enemigos muertos y literalmente desistí. Por un tiempo yo no podía encontrar una clave de qué había de malo en mi. La vida se hizo completamente insoportable hasta que encontré una nueva solución. Así es que ahora yo conozco la fragilidad de éstas soluciones únicas. No por compararme sino sólo para demostrar que nos sucede a todos, no sólo a los Bolívares.

 

Bolívar no tuvo ningún tipo de penetración, sólo podía "mirar hacia afuera" y aún entonces no veía ni escuchaba. Él "resplandecía" las cosas ­hasta ponerlas bien. Por desgracia el poder hacer ésto fué su ruina. Hasta­ que ya no pudo más. Cuando ya no pudo brillar, él rugió y cuando ya no pudo rugir, peleó una batalla. Entonces los enemigos cíviles no eran enemigos militares así es que no le quedó ninguna solución en absoluto.

 

Nunca se le ocurrió hacer algo más que magnetizar las cosas personalmente para que fueran buenas y victoriosas.

 

Su ruina fué que él hizo un uso exagerado de una habilidad símplemente porque era fácil. Era demasiado bueno en ésta úníca cosa. Así es que nunca ­buscó ninguna otra habilidad y ni siquiera soñó jamás que existíera algún otro modo.

 

No tenia ningún punto de vista de ninguna situación y ninguna idea de los pasos organizacionales o preparatorios necesaríos para una victoria po lítica y personal. El sólo conocía la organizacíón militar, que es donde su visión organizacional terminaba.

 

El fué enseñado durante los días cruciales de la revolución Francesa, notoria por su inhabilidad organizacional para formar culturas y ésto fué hecho fatalmente por un maestro de su niñez que era intensamente impráctico en su vida privada (Simón Rodríguez, un ex-sacerdote convertido en tutor).

 

Bolívar no tenía ninguna habilidad financiera. Empezó siendo rico y terminó siendo un pordiosero, una estadística que descendió desde ser uno de los hombres más ricos, si no es que el más rico de Sudamérica, hasta un ­camisón prestado para poder enterrarlo como un exiliado. Y ésto sucedía ­mientras la propiedad de los Realistas estaba a su disposición, los bienes ­más grandes en tierras y minas de Sudamérica totalmente abiertos a sus manos, ¡Esto no es creíble¡ Pero es cierto. Él nunca cobró los préstamos que ­él hizo a los gobiernos ni siguiera cuando él fué la cabeza de esos gobiernos.

 

Así es que no es de extrañar que encontremos dos errores muy reales más, que nos lleven a su ruina. Nunca recompenzô a sus tropas o a sus ofi­ciales y nunca tuvo como meta tener ninguna solvencia en los estados que ­controlaba. Estaba bien que no recibieran ningún pago cuando todavía les ­faltaban muchos años de batalla ya que todavía no habían ganado verdaderas ­riquezas, pero no recompensarlos cuando todo estaba a su disposición ¡Bueno¡

 

El límite de su habilidad consistía en exigír un poco de dínero en e­fectivo tomado de los pagos hechos por las iglesias en esa época, (las cuales no estaban activamente en su contra al principio pero a quienes ésto ­les molesto infinitamente), y algunos gastos domésticos.

 

El pudo (y debió) haber separado toda la propiedad y los bienes Realístas para ser divididos entre sus oficiales, sus hombres y sus partidiarios. Ahora ya no tenían dueños y esta falla le costó a la economía del pais la pérdida de impuestos de todas esas propiedades productivas (toda la riqueza de la tierra). Así es que no es extraño que su gobierno, sus propiedades sujetas a impuestos ahora inoperantes o en el mejor de los casos dominados por un especulador o saqueados por indios, fuera insolvente. T'ambién, por dejar de hacer un acto tan obvio, entregó la propiedad en manos de enemigos más prudentes y dejó a sus oficiales y hombres sin un centavo para finan­ciar cualquier tipo de apoyo para su propia estabilidad en la nueva sociedad y por lo tanto para la suya propia.

 

En lo que se refiere a las finanzas del estado, las grandes minas de  Sudamérica, de repente sin dueños, primero fueron descuidadas luego arrebatadas y trabajadas por aventureros extranjeros que simplemente llegaron  y las tomaron sin pagar nada.

 

España había regido el país bajo la finanza de diezmos sobre minas e impuestos generales. Bolívar no sólo no cobró los diezmos sino que dejó que la tierra se volvíera tan inservible que era imposíble que pudiera ser sujeta a impuestos. Él debió haber hecho que las propiedades produjeran de cualquier forma y debió haber operado por medio del estado todas las minas Rea listas una vez que las tuvo.

 

El no hacer éstas cosas fué completamente, aunque típicamente humanoide, una locura.

 

Al hacer esta división de propiedad él debió haber dejado a cargo de comités de oficiales que operaran como cortes de demanda sin ensuciarse sus propias manos en la corrupción natural. Él quedó doblemente expuesto ya que sólo no le prestó atención sino que cuando alguien si sacó algo, obtuvo la fama de corrupto.

 

Falló también en reconocer la naturaleza distante e inconmensurable de sus países a pesar de todos sus viajes y batallas por ellos y por lo tanto buscó un gobierno estrechamente centralizado, no sólo centralizando a los estados sino también centralizando a las varias naciones en un estado Fede­ral. Y esto, sobre una enorme tierra llena de coordilleras invencibles, junglas y desiertos infranqueables y sin correo, telégrafo, sistemas de rele­vos, caminos, vías ferroviarias, barcos de río o ni síquiera puentes para peatones reparados después de una guerra de desgaste.

 

El paso de pueblo a estado, de estado a pais y de pais a estado Fede­ral sólo fué posible (en un territorio tan enorme donde nunca podía conocerse en persona a los candidatos en ningún área amplia y cuyas opiniones ni siquiera podían circular más allá de una milla de brecha en burro), haciendo que únicamente el pueblo fuera democrático y los demás niveles serían simplemente nombramientos de pueblo hacia arriba, siendo él mismo quien los ratificaría si fuera necesario. Con sus propios oficiales y ejércitos controlando la tierra como dueños de todo lo a­rrebatado a los Realistas y a la Corona de España, no hubiera tenido ningunas revueltas. Hubiera habido pocas guerras civiles pequeñas por supuesto, pero podría haber existido una corte de nivel federal para resolver sus demandas finales, el cual, por una parte, los habría mantenido viajando tanto por esas vastas distancias que habría flaqueado su entusiasmo por litigar y, por otra parte, con resoluciones establecidas por medio de una lucha despiadada y feroz, bolívar habría conseguido a los gobernantes más fuertes, de haber permanecido imparcial.

 

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