Dondequiera que tienes confusiones de pensamiento (donde HECHO = OPINIÓN, donde Sugerencias = Órdenes, donde una Observación es tomada como una dirección o política, etc. etc.) un administrador está en un riesgo serio.
Los malentendidos se amontonan sobre estos cortocircuitos. De los malentendidos vienen las hostilidades. De éstas viene el exceso de trabajo o la destrucción.
La necesidad de toda disciplina puede ser rastreada a la inhabilidad para pensar. Aun cuando parecen vivos, los criminales son idiotas; nunca han pensado el pensamiento completo.
Uno puede concluir que cualquiera trabajando en la dirección de cualquier empresa es drásticamente afectado por el pensamiento irracional.
Los individuos para quienes las diferencias son identidades y las identidades son diferencias pueden enredar una operación a un punto en el cual el desastre es inevitable.
Estos son los hechos de la Tercera Dinámica con los cuales una organización vive diariamente.
La falla puede ser tan sutil como para que casi escape a una estrecha investigación o puede ser tan grande que es obvia y ridícula. Pero en todos los campos administrativos, el punto que falla no ha alcanzado la ley básica:
SANIDAD EN LA HABILIDAD PARA CONCEBIR DIFERENCIAS, SIMILITUDES E IDENTIDADES.
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